Típico de que a los 18 años tienes novia y dices…”eres el amor de mi vida” bha! Para que a las siguientes dos semanas te aburras, no te entiendas y terminas la relación.
Me ha pasado, supongo que te ha pasado a ti también, bueno, no sé, pero la etapa de la adolescencia en cuanto a tener novias en mi vida siempre tuvo sus altas y sus bajas, desde romper a la semana, hasta enamorarme tanto para quemar nuestras naves demasiado rápido, con esas ganas que llegué a tener de darle una serenata telefónica, o cuando veia a mi ex novia o la nunca me hizo caso y solamente me daba media entrada, vaya que tuve que aprender a la mala jaja!, luego cuando la llegaba a ver pensaba…”tanto tiempo y todavía me sigues gustando” pero ahora ya es diferente, pienso que he madurado en este aspecto del sentimiento y me falta por decir 5,487,665 te amos, e infinidad de besos con la persona que estoy ahora, que por cierto la amo (5,487,664) y me llevo muy bien con ella.
El amor tan extraño
En ocasiones las experiencias del enamoramiento y esas cosas sirven para crecer y madurar, aprender y ser más inteligente hablando desde el aspecto de la emoción. Recordando los tiempos que se llegan a pasar con ciertas personas, ya sean buenas experiencias o malas experiencias habrá que aprender a dejarlas pasar, aceptar las cosas como pasaron y vivir el momento que tienes actualmente, el hoy y ahora sin echar la culpa a las demás personas, sin cerrarte y no dejarte o poder amar a otras personas. Hay que aprender a vivir y aprovechar el momento que uno vive.
Ahora ya tengo 26 años y seguir diciendo “es el amor de mi vida” sigue siendo imprescindible pero lo seguiré diciendo mientras este enamorado o me case.
Si hay algo de lo que jamás me cansaría es de enamorarme, no importa cuanto duela después lo que importa es la magia del momento.